martes, 19 de enero de 2010
Cosas de niños :-D
Tengo la suerte de trabajar en lo que me gusta, que tal y como están las cosas tener trabajo ya es difícil, pero tengo el privilegio, de poder trabajar con niños de distintas edades y culturas, y es simplemente... genial.
Pongamos que un martes por la tarde, era la hora en que me empezaba a mentalizar para ir al trabajo, miro el reloj y ... buff que pereza. Comienzaba mi sesión de minutos en el baño... reconozco que hay veces que me puedo eternizar, y me encanta :-D , pero cuando vas con el tiempo justo no puedes andar explayándote.
Entre la pereza, la tarde que estaba de tormenta, un continuo dolor de cabeza y un dolor de ovarios que iba a acabar conmigo... ir a trabajar era lo que menos me apetecía.
LLegué a trabajar y ya había varios de mis chavales correteando por la puerta, se acercó una de las niñas me abrazo y sin darme tiempo a reaccionar me dijo:
- ¡Qúe guapa estás hoy!- con una sonrisa que le ocupaba toda la cara, eso si con algún diente de menos. Automáticamente mi cara cambió y le devolví su sonrisa.
Llegamos a la sala de juego y estaban todos bastante alterados, se les nota muchísimo los días de tormenta.
Unos días atrás había venido a mi trabajo una amiga que por una enfermedad degenerativa le es indispensable el uso de la silla de ruedas, y la verdad es que la experiencia fue muy gratificante tanto para los chavales como para ella, ya que esa tarde pudo reirse y pasar un ratico lejos de su enfermedad.
De repente apareció otra de los niñas,que tiene una gracia innata para decirlas cosas... además no sabe decir la "r" y la cambia por la "d"
-Ayed vi a tu amiga, esa que estuvo el otdo día con nosotdos, pues iba pod la calle con otdo amigo suyo que iba también en cadoza como ella, y me saludadon los dos.
Después del inevitable ataque de risa que intentaba contener, y que me resultaba bastante complicado, entre risas le pregunte:
-¿Cómo que en carroza?
-¿Cómo se llama entonces?-me pregunto extrañada-
- Es una silla de ruedas pero la idea de la carroza me parece mucho más bonita.
Al final mi malestar general desapareció, y es que no hay mayor analgésico que la sonrisa de un niñ@.
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