
La tormenta fue dura, ventiscas huracanadas, una densa niebla que imposibilitaba la visión, un frío desagradable, y en el ojo del huracán el Silencio, el desconcertante y frío Silencio.
Pero ya ha pasado el temporal, las aguas vuelven a su cauce, y esta vez el sol vuelve a brillar con un fulgor especial.
El calor del sol templa mi cuerpo, la sensación de desconcierto desaparece, y ahora más segura que nunca, agarraré fuerte tu mano para poder caminar juntas por la senda que una vez dibujé.
Me encanta la nueva decoración... y la mascota :)
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